jueves, 27 de enero de 2022

El Centro Campantón inaugura una Residencia no lucrativa para el estudio de la cultura judía

El Centro Isaac Campantón, una organización sin fines de lucro, dedicada al estudio del legado judío en la ciudad y provincia de Zamora, España, inaugura una Residencia, cuyo objetivo es estimular el estudio de la cultura hebrea.

La Residencia no lucrativa se estructura como apoyo del Centro Campantón a los investigadores mediante el acceso a su biblioteca y su red de estudiosos y colaboradores en los diferentes temas, así como la inclusión de los resultados de los estudios en la programación del congreso internacional así como en las publicaciones del Centro. 

La Residencia, la cual se llevará a cabo por invitación y podrá realizarse desde cualquier lugar, durará un año con posibilidades de renovación hasta tres. Todos los productos realizados como parte de la misma deberán incluir en sus materiales divulgativos el patrocinio del Centro.

El primer residente es el dramaturgo cubano-español Raúl Alfonso, quien abordará el teatro judío. Leer entrevista AQUÍ   


A continuación varios  de los videos realizados por Alfonso y su equipo de actores y editor como contribución al 27 de enero, Día Mundial de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto así como a otros temas de interés acerca del legado judío.
 

domingo, 16 de enero de 2022

En la “Zamora de la belleza asombrosa”

 Raúl Afonso, dramaturgo cubano, recala en la capital para seguir investigando el teatro judío y preparar un espectáculo y lecturas dramatizadas para el Centro IsaacCampantón 

 

Susana Arizaga, La Opinión de Zamora

16·01·22 | 04:00 | 

 

Raúl Alfonso, dramaturgo e investigador cubano durante la entrevista. | Jose Luis Fernández

Raúl Afonso vive enamorado, sorprendido, de “la belleza asombrosa” de Zamora, una ciudad a la que apenas acaba de llegar, pero de la que conoce a fondo el peso que tiene en la Historia de España. Aquí fijará su residencia durante un año con el cometido de proseguir su investigación, en la que ya trabajaba, sobre el teatro judío y de preparar trabajos para los actos del décimo aniversario del impulso del Centro Isaac Campantón en Zamora. Su aportación será “un espectáculo unipersonal y la preparación de un par de lecturas dramatizadas que verán la luz durante el décimo aniversario del evento acerca de la huella judía en Zamora, una celebración interesante y necesaria”, en los que ya trabaja.

Este licenciado en Artes Escénicas por el Instituto Superior de Arte de La Habana, en la especialidad de Teatrología y Dramaturgia, ha llegado a Zamora de la mano del Centro Isaac Campantón (rabino ilustre de la ciudad de Zamora que vivió entre los siglos XIV y XV). Está acogido a una residencia artística e investigativa de carácter no lucrativo por parte de esa organización internacional sin ánimo de lucro que estudia la huella sefardita en Zamora y la provincia.

Representación con la que Alfonso fue Premio de Crítica Cubana al mejor espectáculo. | Ernst Rudin

La residencia artística le permite, además, colaborar con personas y grupos que estudian la historia y cultura judías, con la investigación acerca del teatro judío, “tanto el antiguo como el contemporáneo, a partir de la obra de varios autores de diferentes épocas y latitudes, Leónidas Andreief, Jacobo Kaufmann, Maikel Rodríguez de la Cruz, entre otros”, expone.

Y mientras trabaja en las composiciones, se aproxima a los zamoranos, unas “personas amables y solidarias”, asegura haber conocido gente entrañable y muy talentosa. Y si tuviera que lanzar un mensaje sería “pongan en valor lo que tienen y no permitan que la abulia, la desidia y la vulgaridad les ganen la batalla por la subsistencia y la belleza”. Sostiene que, aunque es difícil en los tiempos que corren, existe un deber, “una responsabilidad con la ciudad, su historia y sus mayores, aquellos que, desde su diversidad, construyeron lo que tenemos hoy”.

Raúl Afonso ensalza las cualidades de “un enclave ideal para el estudio, la escritura, la creación artística e intelectual, la meditación y el deambular, cosa que hago casi a diario”. Convencido de que Zamora es un lugar mágico, de que “en sus rincones pueden escucharse, si uno se concentra y lo permite, voces de tiempos idos que nos iluminan y también nos confunden”. Ante la mirada extrañada de la periodista afirma que “sí, pasa, esto es lo que sucede cuando se vive a medio camino entre la luz y la sombra”, donde los vestigios de la historia, de pueblos y épocas anteriores, se han ido superponiendo para dar lugar a la ciudad es hoy.

Puesta en escena de Poe, de Alfonso, interpretada por el mago Riversson y la bailarina Melissa Marin.

El gran arraigo del teatro amateur en Zamora ha sido todo un descubrimiento. En “las jornadas de teatro aficionado en La Alhóndiga a finales del 2021”, descubrió, “varios grupos con buen número de integrantes, que merecen una oportunidad”. Y “pese a las limitaciones estéticas de algunas de las propuestas”, destaca a actores como Aldán Pino o Verónica Calvo “que bien pueden asumir retos mayores”. También ha contactado con algunos profesionales de teatro de larga trayectoria y rompe una lanza en favor de este arte, mientras advierte que “la ciudad no debe desaprovechar este potencial, merecen apoyo y visibilidad. El teatro y su gente se imponen al funcionario indiferente, a la censura, a la estupidez cotidiana y al déspota que los desprecia”.

Raúl Alfonso tiene una larga trayectoria como actor, asesor y director de escena; como profesor de Interpretación y Voz y dicción en la Escuela Nacional de Teatro de La Habana; en el Instituto Superior de Arte de esa misma ciudad; en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños; y en diversas academias, círculos de magos y universidades de México y de España. Ha dirigido y escrito numerosas obras de teatro, algunas publicadas en revistas y antologías- El Grito, El pie de Nijinski, El dudoso cuento de la princesa Sonia-, premiadas y representadas en Cuba y en México, Colombia, EE UU y España. Ha realizado de manera independiente varios cortometrajes en La Habana, México y Madrid: Off vampiro, Naturaleza Muerta o 66 palabras.

miércoles, 5 de enero de 2022

¿Dónde están las Mikvot de Zamora, España? Un debate sobre los restos arqueológicos de la comunidad judía zamorana

 


El fragmento que sigue es tomado de la ponencia del presentador que será incluidas en las Actas del congreso del CDIJUM, 2022.   


Los Ocampo de Zamora


Los primeros habitantes del Palacio Renacentista en la calle Pizarro # 7 fueron los Ocampo, entre ellos Florián (~1495 – 1558), a quien se le describe en el documento que refiere su fallecimiento como:


(...) canónigo y prebendado de la catedral de Zamora, titular del beneficio curado de la iglesia de San Juan de Bamba, gran humanista, historiador, cronista, magistro

in artibus, historiógrafo del Emperador y criado suyo para los asuntos de su servicio en Zamora (Asterio Miguel del Brío Mateos, El maestro Florián Docampo, 130) 

 

Florián de Ocampo nació, vivió por largas temporadas -puesto que estudió en Alcalá de Henares, además de viajar- y falleció en Zamora, donde también publicó su Crónica General de España (1543 y 1545).  

Gregorio, el padre de Florián (de acuerdo al árbol genealógico de del Brío Mateos, 30), en 1534, realizó obras en las casas que años después llegarían a ser el Palacio que conocemos hoy, siendo la parroquia de San Simón el lugar donde este linaje tendría propiedades desde antes de esa fecha:


Ilustres feligreses de San Simón fueron también, entre otros, Gregorio Docampo, vecino y regidor de Zamora, en cuya colación o parroquia tenía las casas de su morada, según se documenta en 1534. Por esa fecha debían ser viejas dichas casas, ya que en ese año andan en obra nueva tanto Gregorio Docampo como su vecina contigua Ana de León, viuda del escribano de Zamora, Antonio Lozano (Asterio Miguel del Brío Mateos, El maestro Florián Docampo, 99-100,128) 


Florián de Ocampo fue discípulo de Antonio de Nebrija en Alcalá de Henares, donde además se relaciona con otros importantes humanistas de su época. En su libro Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Vol II, Julio Caro Baroja escribe que:


(…) se dio el caso de que fueran de origen judío hombres dedicados a estudios genealógicos-históricos, como, por ejemplo, el cronista Florián de Ocampo, hijo natural de un clérigo y nieto de una portuguesa, Sancha de Ocampo, de raza judía. Es más, unas hermanas del mismo historiador dejaron descendencia, unidas a los Carvajales de Zamora, que tenían también por su parte confesos y penitenciados (370)


El primer Docampo fue un Per Yánez quien recibió merced de Enrique II en 1371 y Señorío en Belver, cerca de Castronuño. Los Docampo tuvieron Señorío y Mayorazgo en Zamora y sus alrededores, donde poseían vastas propiedades, entre otros sitios, además de las casas en San Simón y dos bodegas en la calle Balborraz, en Monfarracinos, Algodre, Bamba, Villanueva de Campeán, y Villaseco. Sirvieron en Zamora como regidor, clérigos, canónigos y tesoreros de varias iglesias y la catedral, y mantuvieron relaciones familiares y comerciales con otras familias zamoranas de renombre en su época como los Carvajal, los Valencia y los Mazariegos, entre otros, casi todos vecinos en San Simón. 


Si Florián de Ocampo desciende de zamoranos y portugueses de origen judío no es difícil imaginar que en sus casas, ubicadas muy cerca de la judería vieja, existiera un mikvé o baño de purificación sino en uso, al menos como reliquia familiar. Estos baños servían para cumplir con algunas normas religiosas judías e higiénicas, entre ellas, la inmersión de las mujeres una vez al mes luego de la menstruación, igualmente antes de contraer matrimonio y después del parto, también se usan por hombres antes de la ceremonia de Shabbat y antes de celebraciones como Yom Kippur o Día del Perdón. Y para la limpieza de los utensilios nuevos antes de ser usados. 

 

Este tipo de baños se han descubierto en Besalú (1964), Toledo (1989) y más recientemente en Girona (2014) y Ainsa (2015). En Zamora hubo familias judías, como fue el caso de los Benavento, quienes en 1419, donaron a la iglesia una sinagoga propia lo cual nos permite pensar que entre los judíos y judeoconversos zamoranos hubo ejemplos de espacios rituales de orden privado, que sería el caso del mikvé en el Palacio de los Ocampo.