La investigación que el profesor cubano Jesús Jambrina ha realizado en el último lustro verá la luz el próximo noviembre a través del libro Los judíos de Zamora. Una cronología anotada (Editorial Verbum). Jambrina, docente de la universidad americana de Viterbo y con raíces en Gema del Vino, cree que el volumen podría convertirse en "referencia" tras una sequía de más de tres décadas de publicaciones monográficas sobre el legado hebreo. El trabajo se presentará en la ciudad el próximo verano, en el contexto del quinto congreso sobre la Zamora sefardí.
-¿Dónde arranca la investigación que ha terminado en
la publicación de Los judíos de Zamora. Una cronología anotada?
-En 1992 se celebró un congreso en Zamora sobre la
realidad judía. En ese mismo año se publicó el libro monográfico de María Fuencisla
García Casar, El pasado judío de Zamora. Desde entonces y hasta
ahora, no se ha producido más novedad. Cuando leí el trabajo de Fuencisla en el
avión de regreso a Estados Unidos después de mi primer viaje en el 2010, comencé a descubrir que el pasado judío de
esta provincia no era una cosa pequeña, como se había querido hacer entender.
Mi trabajo de investigación cambió completamente cuando descubrí que hubo una
academia rabínica asociada a la figura de Isaac Campantón.
-A través de los congresos celebrados en los últimos
cuatro años, han aflorado datos desconocidos para la mayoría, ¿nadie se había
interesado antes por ellos?
-Francamente, no. El único trabajo es el de María Fuencisla,
que debería reeditarse para incorporar la información aparecida en las últimas
tres décadas. Mi trabajo Los judíos de Zamora. Una cronología
anotada será un volumen de consulta que reúne toda la información
dispersa sobre Zamora aparecida en documentos de países como España, Portugal,
Estados Unidos, Israel, Brasil o México. Todos estos datos aparecen juntos en
un solo volumen, que incluye una extensa bibliografía sobre el tema. Es una
complicada labor que le estoy ahorrando a los investigadores que vengan
después. Podría decirse que este libro será la principal referencia en los próximos
años.
-Ha hablado de diferentes personajes relevantes en las
comunidades hebreas de la ciudad, ¿quién es el más importante de ellos?
-Si algo distingue a mi trabajo es el reconocer la importancia de Isaac Campantón para Zamora. Coloco a este personaje a la misma altura que
Maimonides para Córdoba. Campantón tiene su propio ensayo biográfico en las
páginas de la publicación. Y para quien esté interesado, he añadido una lista
de nombres y apellidos hebreos extraídos de todas las referencias que he
consultado.
Portada de Darkhei ha- Gemara o Darkhei ha-Talmud (Una metodología del Talmud), de R. Isaac Campantón, edición de Mantua, 1593. |
-¿A quién va dirigido Los judíos de
Zamora?
-Está pensado, en principio, para los investigadores,
pero cualquier lector interesado en el tema judío en Zamora y en España lo
encontrará interesante. La provincia aparece en un amplio contexto geográfico,
conectada con Toledo o Portugal.
-¿Cree que la investigación sobre el pasado hebreo va
a renacer con esta publicación?
-Pienso que sí. Se va a poder comprobar que la
presencia judía en Zamora no fue testimonial, pequeña, sino extendida en el
tiempo, durante cuatro siglos. La situación fue diferente a lo que ocurrió en
Toledo, Barcelona o Sevilla, cuyas aljamas sufrieron violentos ataques en 1391. Allí, las
comunidades hebreas fueron prácticamente exterminadas, algo que no sucedió
aquí. A Zamora comenzaron a venir judíos desde el siglo XI hasta llegar a
convertirse en refugio para los que venían de toda la península. Lo demuestran
apellidos que proceden de Valencia, Barcelona y otros lugares del sur del país.
-El Ayuntamiento tiene planeado encargar una
investigación para conocer el peso de la cultura judía y mostrársela a la gente
de aquí y a los visitantes, ¿su trabajo puede desempeñar esa tarea?
-La Ruta Sefardí creada en 2014 es ya un referente. Se
debe mantener como el primer paso del Ayuntamiento para recuperar el legado
judío. A partir de ahí, se pueden hacer otras muchas cosas. El manual va a
ofrecer un punto de partida, referencias muy concretas sobre el potencial de la
ciudad en este ámbito. Los congresos han demostrado el nivel de Zamora y mi
trabajo es el sello de la importancia del pasado hebreo. Ojalá sea referencia
también para el Ayuntamiento.
-¿Qué cuatro o cinco conclusiones le gustaría que
extrajeran las personas que se acerquen a la nueva publicación?
-Lo primero, que la presencia judía en Zamora no fue
pasajera, de un solo siglo, sino de varios. Después, la cantidad de sabios que
produjo esta tierra. En el siglo XIII ya tenemos a Abraham de Zamora, al que le
siguen Isaac Campantón, Samuel Valensí, Isaac Aboab II, Jacob y Leví Habib, Abraham
Saba, Isaac Arama. Ellos no estaban aquí por casualidad, sino que vinieron con
un objetivo. Por otro lado, queda probado que existió una convivencia real en
esta región, no hubo grandes ataques violentos contra los hebreos. Asimismo, me
parece muy importante destacar que debería abordarse el aspecto de los
conversos. Todo indica que Zamora fue una ciudad conversa. La figura de Alfonso
de Zamora no es casualidad, uno de los sabios conversos más importantes que dio
este país, traductor de la Biblia políglota.
-¿Por qué motivo todas estas referencias documentales
no han quedado plasmadas en vestigios materiales como en otras ciudades?
-Todos los historiadores importantes que han
investigado Zamora siempre le han dado un papel clave a los judíos, desde
Fernández Duro en sus crónicas hasta Florián Ferrero, antiguo director del
Archivo Histórico Provincial, Carlos Carrete Parrondo, que falleció el pasado
año, o María Fuencisla García Casar. ¿Por qué no hay vestigios históricos? Yo diría
que sí los hay. El candelabro de la iglesia de San Ildefonso es una evidencia
clara, acabamos de constatar que existe un "mikvé" en la antigua
Hostería Real, sabemos dónde está el cementerio judío donde habría que hacer un
trabajo de arqueología.
Januquilla en el Sillar en la Iglesia de San Pedro y San Idelfonso en Zamora datada en el siglo XII |
Conocemos también el emplazamiento de la sinagoga
mayor. Son lugares que se podrían explorar. Pero también tenemos los sellos
hebreos, uno de ellos en el Museo Sefardí de Toledo, que fueron estudiados por
Cantera Burgos, además de una "ketubah" o certificado de matrimonio
judío firmada en Zamora en 1447, actualmente en la Biblioteca Nacional de Israel. Por otro lado, hay varios libros hebreos que fueron impresos en esta
ciudad y no podemos olvidarnos de la construcción de la plaza de Santa Lucía,
que varios investigadores identifican como una sinagoga. Obviamente, después de
tres siglos de Inquisición es difícil que se conserve algo.
-¿Cuándo está previsto que el Los judíos de
Zamora llegue a las librerías de la provincia?
-Confiamos en que llegue en noviembre. La presentación
en Zamora, sin embargo, tendrá que esperar al próximo verano, cuando tendrá
lugar el quinto congreso.
-Supongo que después de más de cinco años de trabajo,
para usted es una satisfacción sacar a la luz su investigación?
-Cuando comencé en esto, la aspiración solo era
escribir un artículo. A lo largo de estos años, esas pocas páginas se han
multiplicado. La investigación ha sido un placer y ver el libro impreso será
una satisfacción muy grande.
-Por cierto, el Centro Campantón no deja de participar
en diferentes actos en lugares muy diferentes, ¿cuáles han sido los últimos?
-El centro acaba de participar en la Feria del Libro
Español de Israel, un encuentro anual apoyado por el Ministerio de Cultura de
Israel junto a las embajadas iberoamericanas. José Manuel Laureiro y Anun
Barriuso, miembros de la directiva, recibieron un reconocimiento a su labor de
investigación de años (ver entrada más abajo en este mismo blog). Nos congratulamos de ello. Por otro lado, el Colegio Académico de
Netanya, también en Israel, ha premiado con la medalla del Valor a Genie
Milgrom, con raíces en Fermoselle, por su trabajo sobre genealogía que ha presentado
en Zamora en alguna ocasión.
-¿Qué puede avanzar sobre el próximo congreso?
- Será la quinta edición y queremos que sea algo
especial, aunque como se sabe no tenemos fondos para hacer algo grande.
Trabajamos en las propuestas que se darán a conocer. De cualquier modo, todos
estos reconocimientos de los que he hablado prueban la importancia del legado
judío. Es el momento de que Zamora, en su conjunto, comience a valorar este
patrimonio cultural colectivo. Por eso, ha llegado la hora de que el proyecto
de un museo se convierta en realidad. Juntos podemos materializarlo.