Los nombres Camprodrón y Campantón se acercan morfológica y fonéticamente. |
En 1273 se registran allí dos hermanos David y Jacob (de Camprodón). El primer Campantón que conocemos, Judah ben Salomón, autor de Arba'ah Kinyanim (Las cuatro posesiones) es de principios del siglo XIV en Molina, cerca del río del mismo nombre en Navarra. Le sigue Jacob (fallecido poco antes de 1439), padre de nuestro Isaac, de quien se conoce una responda escrita cerca de Valladolid a principios del siglo XIV; también que en 1406 ya tenía discípulos. Luego en 1476 aparece un Jacob Campanto, vecino de León.
Es evidente que si el apellido se originó en dicho pueblo de los Pirineos, los Campantón emigraron hacia el Oeste, lo cual no sería nada extraño por muchas razones. Por ejemplo, siguiendo el patrón norte de los estudios judíos en la península ibérica, de Este a Oeste, en particular la Cábala, de la cual tanto Judah como Jacob e Isaac era expertos, es posible aventurar un paralelo con la entrada de esta a Castilla a finales del siglo XIII. Otra posibilidad sería la salida a consecuencia de la Peste alrededor de 1350 que dejo a Camprodón despoblado por varios años.
Con los datos que tenemos de Jacob e Isaac puede confirmarse que durante los siglos XIV y XV los Campantón ya se habían establecido en tierras leonesas, siendo Zamora el centro de la tradición rabínica que trasmitieron a un gran número de discípulos.
Otros apellidos, otras inmigraciones
En el siglo XIV también encontramos referencias en documentación de Aragón a apellidos judíos establecidos en Zamora como Arama y Habib, lo cual no es extraño dado el patrón de movilidad de la comunidad hebrea hacia Castilla y León desde finales del siglo XIV.
En Zamora podemos encontrar apellidos judíos de otras zonas de la península que escogieron la ciudad como residencia por siglos, por ejemplo, los Valensi, el primero de ellos, Abraham, padre de Samuel, se estableció en Toledo llegando de Valencia. También de Toledo llegaron los Aboab, quienes, sin embargo, se enraízaron en la ciudad del Duero. E incluso, Abraham Corcos, el procurador de la aljama de los judíos de Zamora, como su apellido lo indica, era originario de Corcos, en Valladolid. Y así muchos otros.
En nuestra opinión, lo que esto significa es que tanto la tradición intelectual de Zamora como las condiciones de convivencia en la ciudad atrajó a varias familias rabínicas importantes en un momento en que, como lo estudiaron Lacave y Valdeón Baruque, entre otros, las comunidades judías experimentaron un renacimiento en los estudios luego de las Ordenanzas de Valladolid en 1432, las cuales impusieron la educación en la Torá y el Talmud como la prioridad de la vida judía.
En el siglo XIV también encontramos referencias en documentación de Aragón a apellidos judíos establecidos en Zamora como Arama y Habib, lo cual no es extraño dado el patrón de movilidad de la comunidad hebrea hacia Castilla y León desde finales del siglo XIV.
En Zamora podemos encontrar apellidos judíos de otras zonas de la península que escogieron la ciudad como residencia por siglos, por ejemplo, los Valensi, el primero de ellos, Abraham, padre de Samuel, se estableció en Toledo llegando de Valencia. También de Toledo llegaron los Aboab, quienes, sin embargo, se enraízaron en la ciudad del Duero. E incluso, Abraham Corcos, el procurador de la aljama de los judíos de Zamora, como su apellido lo indica, era originario de Corcos, en Valladolid. Y así muchos otros.
En nuestra opinión, lo que esto significa es que tanto la tradición intelectual de Zamora como las condiciones de convivencia en la ciudad atrajó a varias familias rabínicas importantes en un momento en que, como lo estudiaron Lacave y Valdeón Baruque, entre otros, las comunidades judías experimentaron un renacimiento en los estudios luego de las Ordenanzas de Valladolid en 1432, las cuales impusieron la educación en la Torá y el Talmud como la prioridad de la vida judía.