Se incluyen algunas de las que se ha encontrado referencias posteriores al texto de Carrete Parrondo, por ejemplo, acerca de los judíos de Tábara, Fariza y la localidad Sanabria. En el lado portugués, donde también se documentan judíos zamoranos después de 1492, se incluyen de norte a sur: Bragança, Vimioso, Carçao, Miranda do Douro, Mogadouro y Sendim.
La actual provincia de Zamora - 10.559 Km2 de superficie- agrupó, durante la Baja Edad Media, al menos veintiún asentamientos judíos con firme base documental. Estos son por orden alfabético y con su actual denominanción: Alcañices, Belver de los Montes, Benavente, La Bóveda de Toro, Cañizal, Cañizo, Castrotorpe - hoy despoblado en el término de Castrotorafe-, Castroverde de Campos, Fermoselle, Fuentelapeña, Fuentesaúco, El Maderal, San Cedrián de Castrotorafe, San Pedro de la Nave-Almendra, Toro, Venialbo, Villaescusa, Villafáfila, Villalobos, Villalpando y Zamora, en su mayoría emplazados al este de la provincia, tomando como línea divisoria el curso del río Tera, terreno, por consiguiente, idóneo para huertos y cría de ganado vacuno y lanar. Las comunidades judías de la provincia de Zamora se integraban en diócesis zamoranas, excepto Alcañices, junto a la frontera portuguesa, que pertenecía a la sede de Santiago de Compostela, y Belver de los Montes, dependiente de la de Palencia. Este era, pues, el marco geográfico de los asentamientos judíos zamoranos antes de la expulsión general de 1492.
Fragmento tomado de: Carlos Carrete Parrondo, I Congreso de Historia de Zamora. Tomo 3. Historia Medieval y Moderna, 1991, página 113.
Más adelante el profesor e investigador Parrondo especifica que de estos sitios sólo Fuentesaúco, Toro, Villalpando y Zamora reciben la calificación de aljama, mientras que en el caso de Benavente, esta no es siempre constante.